lunes, 26 de diciembre de 2011

Real Monasterio de Sta. Mª de Guadalupe


REAL MONASTERIO DE STA. Mª DE GUADALUPE

                Alzado como un alcázar rico y señorial, sobre la falda sur de las Altamiras, une sus antiguos anales al presente de España, de América y sobre todo Extremadura que ha declarado la  fiesta de la Virgen, 8 de septiembre, “por su arraigo popular y por la dimensión histórica que tiene” como Día de Extremadura.
                A finales del siglo XIII comenzó la historia de este santuario. Un pastor de Cáceres, Gil Cordero, encontró junto al río Guadalupe una imagen de la Virgen María que unos cristianos de Sevilla habían escondido en estas sierras cuando huían de la invasión árabe. Del río, recibió la imagen el nombre de Guadalupe y aquí se levantó una ermita. Pertenece la imagen al grupo de vírgenes negras de la Europa occidental tallada hacia el siglo XII en estilo románico.
                Hacia 1330 Alfonso XI, rey de Castilla y León, visitó esta iglesia y encontrándola pequeña y ruinosa mandó construir otra expidiendo dos reales provisiones que señalaban territorios al santuario y que son tenidas como la carta-puebla o de fundación de Guadalupe. Después de la victoria del Salado, volvió el rey y mandó ensanchar y ennoblecer el templo con edificios adyacentes creando un priorato que declaró de su real patronato. En 1389 se entrega el santuario a la orden de los Jerónimos que durante los cuatro siglos siguientes mantuvieron el régimen pastoral de la puebla que se forma a su alrededor y la devoción y la cultura prosperaron en torno a él. Llega la exclaustración de 1835 que marcó el fin de la orden. Es en 1908 cuando los Franciscanos reciben el encargo de restaurar la vida monástica, edificaciones, obras de arte e instituciones de este singular monumento.
                 Además de la basílica y el camerino de la Virgen donde nos volvieron la imagen para que pudiéramos verla mejor, visitamos el museo del bordado, museo de libros miniados, claustro mudéjar con el templete y su fuente, museo de pintura y escultura, relicario, tesoro, sacristía donde además de cuadros de Zurbarán y su escuela hay colgado un farol marinero arrebatado a los turcos en la batalla de Lepanto y que D. Juan de Austria envió a su hermano Felipe II.
                El monasterio de forma irregular reparte sus veintidós mil metros cuadrados entre basílica y capillas, convento, hospedería, claustros, museos, sacristía, antigua librería, panteón, auditorio y otras muchas dependencias de variados estilos que van desde el gótico, mudéjar, renacimiento y barroco sin olvidar huellas del románico.








                  Dentro no se pueden tomar fotos pero si hice algunas en el claustro, exteriores y calles del pueblo.

               
                

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