Trujillo
Ubicada
a pocos kilómetros de Cáceres y Mérida sobre un enorme batolito granítico, nos
hace comprender que ésta fue ya en época
prehistórica y luego romana una situación estratégica para su auge. Restos
prehistóricos y prerromanos son la muestra de una ocupación de la parte más
elevada de la población conocida entonces como “Turgalium”.
Si
bien la dominación visigoda dejó pocas referencias de importancia, la llegada de
los árabes hará que esta ciudad florezca y amplíe su estructura urbanística y
su importancia militar y comercial. La vida de la entonces llamada “Torgiela” girará
en torno a la Alcazaba o Castillo. En sus alrededores irá creciendo la villa con
edificios militares, civiles y religiosos. En Enero de 1232, según cuenta la
leyenda, con la ayuda de la Virgen de la Victoria, patrona de Trujillo, la
ciudad pasará a manos cristianas.
Altamirano,
Bejarano, Chaves, Orellana, Pizarro… son linajes que pueblan la ciudad que
recibe este título del rey Juan II. Gracias al descubrimiento de América,
Trujillo pasará a la Historia con hijos suyos tan prestigiosos como Francisco
Pizarro descubridor del Perú; Diego García de Paredes, Alonso de Monroy,
Francisco de Orellana, Hernando de Alarcón… nombres éstos relacionados con la
conquista en tierras de Venezuela, Chile, selva del Amazonas y California.
Muchos de estos trujillanos cuando vuelven a su ciudad emprenden edificaciones
que la embellecen.
Hoy
día es símbolo de ciudad abierta y sociable y no en balde es una de las
ciudades más visitadas de Extremadura.
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