lunes, 29 de octubre de 2012

Castillo de Almansa




                EL CASTILLO DE ALMANSA
        Encaramado sobre el cerro del Águila, eleva su espectacular silueta sobre la llanura almanseña. La forma amesetada del cerro le proporciona una especial armonía entre las abruptas formas de las rocas y la edificación que se asienta en ella.
                Desde la plaza de Sta. María se accede por una amplia escalinata a los dos recintos que hoy se visitan defendidos por torres semicirculares y lienzos almenados. El recinto inferior es un espacio amurallado sin techumbre con una interesante exposición de antiguos instrumentos de tortura. Por una empinada escalera se accede a un segundo recinto en cuyo centro se alza la majestuosa torre del homenaje de planta rectangular con sillería y mampostería. Su bóveda presenta una crucería gótica y los escudos del marqués de Villena. Una impresionante escalera de caracol nos lleva a la terraza almenada desde la que se puede contemplar el “Corredor de Almansa” en toda su extensión.
                Las partes más antiguas que se conservan corresponden al periodo almohade. El castillo se rindió al infante cristiano Alfonso, luego Alfonso X el Sabio. En el siglo XIV  pasó a manos del infante D. Juan Manuel que lo mandó reconstruir sobre las antiguas edificaciones musulmanas. Por aquella época, Almansa formó parte del señorío de Villena. El señorío pasó después a Alfonso de Aragón, primer marqués de Villena, hasta que Enrique IV, ya en el siglo XV lo entregara a Juan Pacheco, segundo marqués de Villena. Él y su sucesor adaptan la fortaleza a las nuevas técnicas defensivas como fue el uso de la pólvora, siendo de esta época la torre del homenaje.
                Cuando Almansa pasa a la Corona en tiempos de los Reyes Católicos, envían a la zona al capitán Luis Enríquez de Navarra con su compañía de caballería y en 1487 se afincan definitivamente en Almansa. Será un biznieto suyo el que obtendrá el título de Alcaide perpetuo del castillo, título que han seguido ostentando sus descendientes.
                Al igual que otros castillos, a partir del siglo XVI entra en un periodo de abandono ya que sus funciones principales quedan en desuso. En 1919 gracias a los informes de la Real Academia de la Historia y a la de Bellas Artes de S. Fernando se libra de la demolición hasta que en 1921 fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional. En la segunda mitad del siglo XX en distintas ocasiones ha sido objeto de reconstrucciones que lo han dejado con su fisonomía actual.
                Los almanseños llenos de orgullo saben que gracias a su castillo han llegado a tener una ciudad con un pasado brillante.
                

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