Viaje al Algarve
A comienzos de la primavera de 2010 hice un viaje a la región portuguesa del Algarve, nombre que proviene del árabe al-Garb, el Occidente, referido por antonomasia a «el occidente de al-Andalus», y que se correspondía con lo que actualmente es el sur de Portugal. Una de las zonas más bellas y visitadas del vecino país, residiendo durante esos días en Albufeira y trasladándome para visitar algunos pueblos.
De Albufeira, destacar su bonito centro histórico de callejas estrechas y empinadas, rodeado de una vasta extensión de casas blancas asomadas a las largas playas y al concurrido puerto marítimo que cobija centenares de barcos. Aunque el terremoto de 1755 devastó la ciudad, aún queda herencia musulmana en el centro del pueblo, que en árabe fue denominado Al-Buhera o Castillo en el Mar.
Faro, capital del Algarve y la mayor ciudad del sur de Portugal. Tiene un buen comercio y durante el año académico goza de una animada vida nocturna, multiplicada con la llegada del verano. El centro de la ciudad tiene agradables calles peatonales. Su casco histórico no es muy antiguo; varios saqueos en el siglo XVI y el gran terremoto de 1755 se encargaron de borrar gran parte del Faro histórico. Con todo, la parte más interesante es la amurallada Cidade Velha, en la bahía.
Portimao, centro turístico con su bonita playa de la Rocha.
Sagre, fue denominado el fin del mundo por los portugueses. De su cabo salieron los barcos hacia los grandes descubrimientos y por su escuela de náutica impulsada por Enrique el Navegante pasaron marinos insignes como Vasco de Gama, Fernando de Magallanes y el propio Colón. El principal atractivo turístico - aparte de las playas - es la Fortaleza de Enrique el Navegante. La explanada aún la vigilan baterías dispuestas hacia el mar y garitas vacías. Allí descubriremos grietas en el suelo desde las que se ve el mar, pescadores en el acantilado, un curioso y gigante reloj solar ( Rosa de los Vientos ) en forma de estrella, la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia y una visión del mar para recordar.
Silves, con su perfil tradicional y su interesante casco histórico. Pueblo de interior de gran importancia durante la ocupación islámica. Los rojos muros de su castillo son la imagen más significativa de esta bonita villa.
Lagos fue la residencia de Enrique el Navegante en sus aventuras del descubrimiento. La ciudad fue la base del comercio con las colonias portuguesas en África. De esa época data el antiguo mercado de esclavos, en la Plaza de la República. En la Plaza Gil Eanes, nombre de un importante navegante del siglo XV, el primero que consiguió rebasar el africano Cabo Bojador, hay un monumento al rey D. Sebastián que salió de Lagos para perecer en las guerras africanas y que hoy es parte del imaginario colectivo de Portugal. El gran terremoto de 1755 respetó una parte del patrimonio histórico de la ciudad, como la Iglesia de San Antonio con magnífica decoración interior. Paseando por la Avenida de los Descubrimientos quedan los restos de los muros que defendían la ciudad de los ataques piratas, como el Forte Ponta da Bandeira, que protegía la bahía de los ataques desde el siglo XVII.
Otras visitas interesantes fueron las realizadas a los parajes de los acantilados en la Punta de la Piedad, Cabo S. Vicente y ría Formosa. Buena gastronomía y alguna noche de fados completaron esta interesante visita al Algarve.
De Albufeira, destacar su bonito centro histórico de callejas estrechas y empinadas, rodeado de una vasta extensión de casas blancas asomadas a las largas playas y al concurrido puerto marítimo que cobija centenares de barcos. Aunque el terremoto de 1755 devastó la ciudad, aún queda herencia musulmana en el centro del pueblo, que en árabe fue denominado Al-Buhera o Castillo en el Mar.
Faro, capital del Algarve y la mayor ciudad del sur de Portugal. Tiene un buen comercio y durante el año académico goza de una animada vida nocturna, multiplicada con la llegada del verano. El centro de la ciudad tiene agradables calles peatonales. Su casco histórico no es muy antiguo; varios saqueos en el siglo XVI y el gran terremoto de 1755 se encargaron de borrar gran parte del Faro histórico. Con todo, la parte más interesante es la amurallada Cidade Velha, en la bahía.
Portimao, centro turístico con su bonita playa de la Rocha.
Sagre, fue denominado el fin del mundo por los portugueses. De su cabo salieron los barcos hacia los grandes descubrimientos y por su escuela de náutica impulsada por Enrique el Navegante pasaron marinos insignes como Vasco de Gama, Fernando de Magallanes y el propio Colón. El principal atractivo turístico - aparte de las playas - es la Fortaleza de Enrique el Navegante. La explanada aún la vigilan baterías dispuestas hacia el mar y garitas vacías. Allí descubriremos grietas en el suelo desde las que se ve el mar, pescadores en el acantilado, un curioso y gigante reloj solar ( Rosa de los Vientos ) en forma de estrella, la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia y una visión del mar para recordar.
Silves, con su perfil tradicional y su interesante casco histórico. Pueblo de interior de gran importancia durante la ocupación islámica. Los rojos muros de su castillo son la imagen más significativa de esta bonita villa.
Lagos fue la residencia de Enrique el Navegante en sus aventuras del descubrimiento. La ciudad fue la base del comercio con las colonias portuguesas en África. De esa época data el antiguo mercado de esclavos, en la Plaza de la República. En la Plaza Gil Eanes, nombre de un importante navegante del siglo XV, el primero que consiguió rebasar el africano Cabo Bojador, hay un monumento al rey D. Sebastián que salió de Lagos para perecer en las guerras africanas y que hoy es parte del imaginario colectivo de Portugal. El gran terremoto de 1755 respetó una parte del patrimonio histórico de la ciudad, como la Iglesia de San Antonio con magnífica decoración interior. Paseando por la Avenida de los Descubrimientos quedan los restos de los muros que defendían la ciudad de los ataques piratas, como el Forte Ponta da Bandeira, que protegía la bahía de los ataques desde el siglo XVII.
Otras visitas interesantes fueron las realizadas a los parajes de los acantilados en la Punta de la Piedad, Cabo S. Vicente y ría Formosa. Buena gastronomía y alguna noche de fados completaron esta interesante visita al Algarve.
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