lunes, 2 de abril de 2012

Niebla (Huelva)


NIEBLA (HUELVA)

               Tarde de domingo, apacible y soleada en este Febrero. Visitamos Niebla, la capital de la comarca del Condado; la ciudad con más historia de toda la provincia. De su antiguo esplendor pasa a la decadencia y cuando en 1833 se hace la división por provincias, Niebla se halla en una situación tan precaria que no está en condiciones de optar a ser la capital.                          
           Sin embargo, el 18 de octubre de 1921, por un real decreto de Alfonso XIII, Niebla recibe el título de Ciudad como reconocimiento a su importancia histórica. Ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982 y sus edificios más emblemáticos, el Castillo de los Guzmánez, las iglesias de San Martín y Nuestra Señora de la Granada son, desde 1991, Monumentos de Interés Cultural. Así pues, la herencia histórica y la belleza paisajística han convertido a Niebla en un lugar de especial interés turístico y cultural dentro de la provincia de Huelva.
                Fruto del paso de los distintos pueblos que la habitaron, Niebla ha recibido numerosos nombres: los tartesios la llamaron Ilípula, los romanos Ilipla, los visigodos Elepla, los musulmanes Lebla (la Roja, por el color de sus murallas) y los castellanos Niebla.
            Su antigüedad se remonta hasta los comienzos de la Edad del Hierro, apareciendo en sus alrededores numerosos restos neolíticos y necrópolis dolménicas. Con el pueblo fenicio fue importante por la riqueza minera de sus alrededores y por sus facilidades de comunicación, a través del río Tinto, entonces navegable hasta las mismas puertas de la ciudad. En la época romana pasaba por Niebla la calzada que unía la desembocadura del río Guadiana con Itálica. Posteriormente, durante la dominación visigoda, fue una ciudad de gran prestigio civil y militar, y llegó a constituirse en importante sede episcopal. Muestra de ello es la silla episcopal que se conserva en el presbiterio de Ntra. Sra. de la Granada de esa época.
                Durante el periodo musulmán fue una de las ciudades más importantes y hermosas de Al-Andalus que llegó a ser cabeza de un reino. En el siglo XIII la conquistó Alfonso X el Sabio, ocurriendo un acto que sin duda  marcará la historia de la ciudad, la utilización con fines bélicos de la pólvora por primera vez en Europa.
                En tiempos de Carlos I, éste hace donación de ella a Alonso Pérez de Guzmán, séptimo conde de Niebla. Durante el siglo XVII, las guerras con Portugal, las epidemias y la presión fiscal hacen declinar la vida del Condado de Niebla. De este modo, en el siglo XVIII, la ciudad se encuentra en franca decadencia, a la que se unen las consecuencias del terremoto de Lisboa de 1755 que derrumba la mayor parte de la torre del homenaje de la fortaleza, la más alta y sólida de Andalucía, tras la Giralda de Sevilla, además de otros muchos desperfectos en el resto de monumentos de la ciudad.                
             Posteriormente, entre 1810 y 1812, con la invasión napoleónica, el castillo sirve de alojamiento a las tropas del mariscal francés Soult, que lo abandona al general Lacy, después de volar parte de sus estructuras defensivas en su retirada, en agosto de 1812, lo que aumenta grandemente el deterioro del edificio.
               
                Bonita tarde recorriendo Niebla que hay quien la llama la Marrakech andaluza.
                Fotos de esa visita en la próxima entrada.

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